La cima de Andalucía está en Granada. Sólo las tierras más altas de la Alpujarra granadina, elaboran la I.G.P. Jamón de Trevélez.
Tiempo de disfrutar
El sábado y el domingo tiene connotaciones positivas para la mayoría de nosotros. No es menos cierto que también son muchos a los que les supone el mayor pico de trabajo y de ingresos esperado durante varios días. En cualquier caso, cuando hay niños de por medio, la casa y la vida respiran un aire distinto al habitual entre semana.
Mi caso es también así. Con el descanso del colegio, desde muy temprano toca pensar en ellos para pasar las próximas horas lo mejor posible. Las tareas del hogar, las compras y demás, son cosas que siempre dejo resueltas de lunes a viernes.
Mi hijo está dormido aún, yo suelo despertar mucho antes. Anoche, tras la cena, la sobremesa fue larga y entretenida. Quiere aprender a jugar al ajedrez y yo estoy encantado de acompañarle en estos primeros pasos también. Mucho me temo, que con su inteligencia despierta y voraz, pronto se convierta en un rival serio para mí y tendré que empezar a encajar derrotas con el mejor talante posible. Creo que es esto lo que llaman ley de vida.
En cualquier caso, es un placer escucharle pronunciar «enroque«, «torre por caballo» y sus primeros «jaque«. Cuando lo veo concentrado, analizando movimientos y bien metido en la partida, sé que ya he ganado, sea cual sea el final del juego. Durante ese tiempo, el móvil y las pantallas han perdido estrepitosamente.
Esta mañana, cuando despierte, toca revancha durante el desayuno. El tablero y las figuras quedaron sobre la mesa y la chimenea cercana ya empieza a calentar la arena de la contienda. Es sábado y sabe que los desayunos de estos dos días son distintos. Cada músculo (y al cerebro hay que tratarlo como a uno más), requiere de todo lo mejor que podamos darle, además, después,, cuando Sol levante, iremos de senderismo.
Sabor, energía y equilibrio, lo serán hoy más que nunca, con esta pasión gastronómica cinco estrellas que le he preparado.
I.G.P. Jamón de Trevélez
La cima de Andalucía está en Granada. Sólo las tierras más altas de la Alpujarra granadina, elaboran la Indicación Geográfica Protegida Jamón de Trevélez. En 2005 llegó de manera oficial el reconocimiento desde las instituciones europeas con la obtención del marchamo I.G.P. Desde entonces, esta puesta en valor actual y contemporánea, acompaña al Sello de calidad otorgado en 1862 por S.M. Isabel II. El emblema de la Corona Real acompaña la imagen del producto y forma parte de su identidad.
Solo las razas porcinas Duroc-Jersey, Largewhite y Landrace quedan amparadas para la producción de las piezas. La sal marina, sin conservantes ni aditivos, es el único ingrediente añadido al secreto de su premiado sabor. Suave, ligero y jugoso, el entorno de alta montaña proporciona unos aires idóneos para la curación de jamones y paletas. El proceso supera los 14 meses haciendo aflorar los aromas y sabores tradicionales de estas carnes.
El Consejo Regulador establece los municipios de Trevélez, Juviles, Busquistar, Pórtugos, La Tahá, Bubión, Capileira y Bérchules, todos en la cara sur del Parque Natural de Sierra Nevada, como Zona Geográfica de la producción. Ésta queda acotada en tierras superiores a los 1.200 metros de altitud.
I.G.P. Jamón de Trevélez – Windroseblog
En la actualidad, 6 empresas son las encargadas de elaborar el Jamón de Trevélez. El número de piezas en los últimos ejercicios supera las 270.000. Aunque el mercado nacional, sigue siendo su principal destino; esta referencia de la calidad granadina y española llega a toda Europa, Canadá y Asia.
En función del peso en fresco de los jamones, se establecen tres categorías con tres etiquetas bien diferenciadas:
- De color azul para las piezas más ligeras, con una curación mínima de 14 meses,
- Roja, para las que estén entre los 12,3 y 13,5 kg de curación de igual o superior a los 17 meses
- y negra, para los jamones que superen 13,5 kg con curación superior a los 20 meses.
Aunque son muchos los platos de tradición que recogen el mejor uso de este producto, con calidad certificada, como la trucha rellena, las migas, las gachas o el plato alpujarreño; lo cierto, es que su sabor no necesita nada más para destacar. Al corte, acompañado de un buen vino, es embajador de lo mejor de nuestra gastronomía y costumbres.
Empezar bien
Desde hace ya algún tiempo, tengo puesto mi foco en el desayuno. Levantarme temprano con el tiempo suficiente para disfrutar de las primeras horas del día con tranquilidad, se ha convertido en una rutina llena de salud y energía.
Casi sin darme, cuenta estoy marcando la tónica y el ritmo para toda la jornada. Antes de que empiece el teléfono a sonar con sus compromisos laborales, ya he dejado claro al mundo que se empieza dibujar por mi ventana al alba, como deseo que se desarrolle el día que comienza.
En la mesa, junto al tablero de casillas negras y blancas, preparo lo mejor que tengo para mi hijo y para mí. Pan de Alfacar tostado, mi jamón de Trevélez, sobrasada, quesos suaves, fruta, miel, mermeladas y algo más de cocina sencilla directamente servido al plato. Los huevos en todas sus preparaciones no suelen faltar.
Después vendrá el trabajo, el colegio, obligaciones o deberes, pero el sabor de todas esas horas ya estará decidido con temprana intención. Pase lo que pase, el cuerpo y el alma están listos, bien alimentados, para disfrutar de todo lo que la magia de la vida nos tenga preparado.
¡Salud!
Nota: Desde Windroseblog agradecemos a Jorge Garrido de ©Sierra.photo.blog, las fotografías de este artículo.
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