Anís - La medicina más antigua del mundo

Anís – El viaje exótico de su sabor

El anís es considerado la medicina más antigua del mundo. Su sabor y uso se extiende desde la cocina hasta las destilerías.

Sabores tradicionales

Un año, además de sus semanas y meses, también tiene sus sabores. Ciclo tras ciclo, vamos asociando cada época, cada estación, cada evento que se repite, a una serie de olores, de sensaciones e ingredientes que nos son familiares. Las frutas y verduras de temporada, los turrones de navidad o ese vino que sólo bebemos en esa fecha.

La dulce cadencia del tiempo y sus costumbres tranquiliza y aporta seguridad. Un verano no sería verano sin sus tomates con sal y orégano fresco. La semana santa huele a incienso y lleva el sabor de los pestiños y los piñonates caseros. Un otoño sin sus castañas no sería otoño.

Son detalles que pasan desapercibidos en el quehacer diario y además, tenidos por seguros. No les prestamos más atención. Nuestro ADN lleva impresa la huella de los alimentos que tomaron nuestros abuelos, nuestros padres después y ahora nosotros. La salud, el equilibrio de los órganos y sus funciones reguladas, se han alimentado desde hace muchas generaciones de unos ingredientes que han dejado su huella y aportan cada uno su gota. Nuestro todo, está hecho de un río de esas gotas. Pero no un río grande, uno pequeño, tan nuestro y frágil que solo corre por nuestro cuerpo.

La salud, además de en ciertos hábitos y una pizca de suerte, se asienta en los pilares de la nutrición. Alimentar el cuerpo y el alma es la semilla diaria de la que brotará la salud de mañana. ¡Sí! también el alma se nutre de pensamientos. Esta «comida» controlada por nuestra consciencia puede ser vida o veneno. Esta decisión la tomamos miles de veces al día.

Cantidad y calidad son un binomio que han de marchar siempre de la mano. La falta de uno o el exceso del otro son el camino cuesta abajo hacia el declive. No hay más bandera universal que la mesura y la consciencia para disfrutar de las fuerzas y cualidades de nuestra viva arquitectura.

En el archivo del sabor, hay un gusto con el que nos topamos en varios meses. Por algo será.

Anís – La medicina más antigua del mundo.

Matalahúga, anís verde o simplemente anís, son algunos de los nombres con que popularmente se conoce a la semillas y a la planta denominada Pimpinella anisum. Aunque es original de Asia, fue traída a la Península Ibérica y a muchos países de la cuenca mediterránea por los árabes.

Hoy en día es casi imposible encontrarla en estado salvaje y se cultiva masivamente en países como Turquía, Bulgaria, Japón y España.

Cesto de anís en el mercado
Cesto de anís en el mercado

Según diversas fuentes, su uso medicinal bien podría ser uno de los más antiguos conocido, si no el primero. Su principal componente activo es un aceite conocido como anetol. Sus propiedades como carminativo, favoreciendo la digestión, mejorando el apetito o aliviando los cólicos, han sido desde siempre bien conocidas y apreciadas.

Su uso en la alimentación está muy extendido por diversas ramas: las hojas de anís se suelen usar para condimentar ensaladas y carnes. Infusiones con anís y té aromatizado forman parte de la cultura centroeuropea en los meses fríos. Su semilla es muy apreciada en repostería para la elaboración de bollos, pasteles y dulces tradicionales.

La gastronomía española tiene uno de sus puntos más brillantes en los dulces de Semana Santa. Piñonates, torrijas, pestiños, florecillas… son especialidades que cada casa rescata al llegar la cuaresma. El anís, directa o indirectamente, es un ingrediente fundamental. También la navidad y el invierno es tiempo de su sabor tradicional.

Licor de anís – Anisados

En nuestra cultura, más mediterránea que europea, su aprovechamiento más conocido y valorado ha sido en la preparación de licor de anís.

Sin lugar a dudas, es una de las bebidas que no debe nunca de faltar en el mueble bar. La amplia tradición ha dejado cientos de fábricas por toda nuestra geografía, si bien es cierto que las modas y las tendencias más actuales han dejado este sabor en un segundo lugar nada merecido.

La usanza y el buen hacer en algunas regiones han llevado a sobresalir su producto por encima de las demás, obteniendo en el caso del Chinchon (Madrid) y el Anís Paloma Monforte del Cid (Alicante), reconocimientos europeos en forma de Indicación Geográfica Protegida.

Licor de anís
Licor de anís

El anís logra el nivel de máxima calidad tras una destilación muy lenta en alambiques de cobre, donde tras un proceso de largas horas de maceración y cocción alcanza cotas insuperables en sabor y texturas. Suele comercializarse en las variedades de extra seco, seco y dulce; variando su contenido alcohólico entre los 30 y 55 grados.

Es tradicional beberlo con o sin agua, aunque combinaciones como el «sol y sombra» y otros cocteles lo vuelven a poner de renombre y su uso se va reescribiendo con cada generación.

Cuestión de estilo

En Windroseblog sabemos que nuestros lectores son moderados en sus hábitos. El alcohol, los dulces y la repostería son placeres que se deben de saborear en su justa medida, ni menos ni más. Es de dioses alcanzar el equilibrio en los placeres terrenales.

Un capricho, una copita y una chuchería son placeres a los que no se debe de renunciar de tarde en tarde.

Los sabores tradicionales están ahí desde siempre, por algo será. Un brindis por lo antiguo que se vuelve nuevo es un placer que el alcohol y el Fénix encuentran a través de la llama.

¡Salud!

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