En un mágico paraje al oeste de Ciudad Real, la casa Arroyo del Tamujar produce un queso de tradición trashumante y alta selección gourmet.
Definiendo la calidad
Con cierta frecuencia, escuchamos en este mundo nuestro de la gastronomía las palabras gourmet, delicatessen, e incluso sibarita. Aunque no son sinónimos, suelen aparecer juntos al oír hablar de ciertos alimentos que se escapan de lo cotidiano del día a día.
Las grandes producciones, las marcas archifamosas de las que tanta publicidad hemos «engullido«, e incluso esas grandes cadenas de supermercados; forman una barrera casi impenetrable que difícilmente deja ver más allá. Es tal la cosa, que para muchas personas un producto o una variedad sólo existe si lo ven en estos lugares. Y lo peor, es que desde esta posición dominante y acaparadora del mercado, sólo se come lo que ellos venden, en variedad y en calidad. Así es.
La realidad, mucho más rica, diversa y cercana, está ahí para quien quiera ver (mirar). Productos cercanos y de calidades inimaginables se encuentran mucho más a mano de lo que cabría imaginar. Basta con no pretender querer comprarlo todo en el mismo sitio. Eso es un error aleccionado por estos tiempos de publicidad desmedida.
La calidad y el mimo con el que los pequeños productores tratan sus productos, forma parte del sabor de los mismos. Hay algo que va más allá del precio. Está en los ingredientes, en el tiempo, en las manos de las personas con nombres y apellidos, que han hecho su trabajo artesano con maestría. La luz, los ojos que han mirado cada pieza, en la que han dejado con esmero su huella personal. Una compra artesana es llevar buena parte del alma de esas familias hasta las nuestras. Es como abrir la puerta de nuestra casa a un amigo del que nos sentimos especialmente orgullosos de conocer.
Los productos gourmets, envueltos con esa calidad extra, cuando llegan hasta nuestra mesa, no sólo hablan de ellos mismos, sino que también dicen mucho de nosotros. Nuestras atenciones, cuidados y maneras de ver la vida quedan al descubierto. Comer, en la medida de deleitarse con un sabor muy especial, es como una sinfonía tocada directamente a nuestro alrededor. Los sentidos se saturan y huimos de las obviedades con tan sólo cerrar los ojos y centrarnos en lo realmente importante.
Quesos Arroyo del Tamujar
En un mágico paraje al oeste de Cuidad Real, abrazado por Andalucía y Extremadura, se encuentra el castellano-manchego pueblo de Almadén y a pocos pasos a la afueras, el Arroyo del Tamujar.
Son tierras del Valle de Alcudia y la Dehesa de Castilseras, ricas en encinas y alcornoques que dan refugio y sombra a la amplia ganadería ovina de la comarca. Como en toda la región, hablar de quesos es decir la palabra correcta en el lugar apropiado.
La historia de trashumancia por esto lares, con rebaños de miles de ovejas pastoreadas por segovianos y sorianos, dejó la rica huella impresa de sus costumbres, sus tiempos y sus recetas. La leche en abundancia y los recursos naturales para su transformación, hicieron a padres, hijos y nietos, herederos en la maestría de estas técnicas queseras de fama mundial.
Quesos Arroyo del Tamujar es en estos días del siglo XXI la continuidad del más puro estilo natural y tradicional de aquel mundo pasado. Leche cruda de oveja, cuajo animal y sal, son todos lo ingredientes necesarios para seguir reproduciendo un sabor noble que habla por sí solo de centurias de años de tradición. El resto, son las manos de los artesanos de la casa, guiadas por la voz en la memoria de abuelos, bisabuelos y tatarabuelos en las condiciones óptimas de temperatura y humedad que les ofrece el propio lugar para la curación de las piezas.
Señas de identidad – Quesos Arroyo del Tamujar
Lo primero que llama la atención al visitante es su reducida producción. Un imperativo de calidad reina sobre la vasalla cantidad. Partiendo de esta concepción limitada por la producción de su propia ganadería exclusivamente, la leche ya se convierte en un rico bien, cuidado al detalle gota a gota. El queso, de sabor intenso, pasta firme, aroma penetrante y amarfilado color, no defrauda. Pagar una calidad y recibirla con creces en comercio de altura.
Es un linaje de peso. La misma laya requiere su compañía. Un maridaje con caldos de reserva y gran reserva es la justa medida. La misma tierra que da estos quesos, en su sabiduría natural, produce y arraiga el mayor viñedo del mundo: Castilla – La Mancha posee hasta 20 Denominaciones de Origen con vinos de fama y reconocimiento mundial.
Al gusto, quedan unas gotas de Aove para enriquecer y suavizar el trago, la carne de membrillo y el Pan de Cruz de Ciudad Real. Mejor compañía no se me ocurre tras visitar la región. También, y casi a punto de saltar, un refrán que casa y es bien traído a la ocasión:
«Uvas con queso, saben a beso«
Refrán popular español.
Gourmet de Selección
Hace poco descubrí una web de incalculable valor para mí. Sibaritas Club Gourmet es un portal que agrupa a productores y gastrónomos de todo el país. Con el único objetivo de aunar clientes y ofertas, no es un intermediario más que encarezca el valor final. Por el contrario, su valor reside en poder acceder a los precios de origen de cada variedad, con una alta selección regentada por la única máxima común de la alta calidad.
Me gusta viajar (no es ningún secreto), y comprar cada ingrediente al paso justo al lado de quien lo produce y donde nace. Pero cuando el recuerdo o la curiosidad son apremiantes a la posibilidad de conducir tantos kilómetros; Internet me ofrece un placer de esta Edad tecnológica y logística que también tiene su sabor.
Entre mi pasión turófila, algo de paté, mis vinos manchegos y el recuerdo de la visita a esta quesería; queda mi cena y mi memoria lista para disfrutar de una experiencia gourmet de primer nivel.
¡Salud!
Nota: Desde Windroseblog agradecemos a Jorge Garrido de © Sierra.photo.blog, las fotografías de este artículo.
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