En su bolsa de papel numerada con el logo oficial, el Pa de Pagès Català es una tradición viva y deliciosa desde primeras horas de la mañana.
Costumbres muy nuestras – I.G.P. Pa de Pagès Català
Buscar un buen pan, afortunadamente, es cada día una tarea más fácil. En mi pequeña atalaya serrana, desde donde contemplo como el mundo gira alrededor, veo ciertos cambios que me gustan. Cuando era pequeño recuerdo que desayunar, almorzar, merendar y cenar con buen pan era algo normal y cotidiano. Después, algo pasó.
Aquella bonita rutina de ir a la panadería con la talega era más que una obligación diaria. Era un pequeño viaje que de niño me obligaba a salir de mi calle y tener que acercarme hasta el obrador. Lo primero donde mis curiosos y pequeños ojos quedaban fijos nada más llegar, era la pila de troncos de encina y aquel inmenso horno azul con la caldera abierta por donde se veía los leños ardiendo. Después pasaba al interior donde directamente despachaban las piezas recién sacadas y guardadas cada una en su respectivo cajón.
Me conocían por mi nombre y sin tener que llevar dinero ni lista sabían de sobra que meter dentro de la bolsa de tela. —Dice mi madre que lo apuntes en su cuenta. —esta frase era toda la tecnología necesaria que se usaba para el pago. Con mucha curiosidad, ojeaba los sacos de harina a un lado y las máquinas al otro aún cubiertas de restos de masa. Seguramente queriendo continuar con su trabajo. El olor y el calor de aquella sala creo que es algo imposible de olvidar. Las ropas blancas, las largas palas de madera y aquella fina capa blanca cubriéndolo todo, era una postal de aquellos maravillosos años.
I.G.P. Pa de Pagès Català – windroseblog.es
Después algo pasó. No digo que todo esto desapareciera, probablemente fuimos nosotros los que dejamos de ir. El pan empezó a estar en cada tienda, cada supermercado, cada quiosco e incluso en cada gasolinera ¡Menuda mezcla de olores! Puede que impregnado por la proximidad de los combustibles, la misma volatilidad hacía que esas barras y bollos sólo durasen unas horas antes de convertirse en duros fósiles. La modernidad y el avance caminan ciegos y contagian de su mismo mal a todos los que le siguen a pies juntillas.
Tras este largo viacrucis que ha durado algunas décadas (para algunos, para otros será la eternidad del Hades); me llena de renovada pasión como la cultura del buen pan ha sabido resistir el envite. Llena de fuerza y orgullo, levanta la cabeza con nombre propio y en algunos lugares incluso alcanza el estrellato de las figuras de calidad europeas.
I.G.P. Pa de Pagés Catalá
Toda la extensión del territorio catalán a través de sus cuatro provincias, goza del reconocimiento de ser Zona Geográfica de producción oficial de este pan.
El 19 de marzo de 2013, la Unión Europea reconocía con carácter definitivo la tradición y la identidad única de esta producción otorgando su sello de Indicación Geográfica Protegida. Una producción artesana, minorista y diaria son parte del secreto que guarda la elaboración de este producto. Se trata de un pan redondo, de corteza rubia y crujiente y blanca miga que se presenta tierna y alveolada.
Los ingredientes naturales de toda la vida, la harina de trigo, agua, levadura y sal, son todo lo necesario para la receta. El proceso viene cargado de tiempo. La utilización de masa madre, la fermentación lenta y el uso de hornos de solera refractaria marcan la diferencia y son de uso obligado por el Consejo Regulador de la marca.
Viajando por toda Cataluña es fácil encontrar, al pasar por la puerta de una panadería, el distintivo que anuncia la fabricación y venta de I.G.P. Pa de Pagès Català. Unos 80 obradores conforman la gran red encargada de suministrar cada día este pan recién hecho y aún humeante a los 271 puntos de ventas oficiales. Microempresas, emprendedores y locales visitados por generaciones, suman 1.300 trabajadores alrededor de este delicioso pan y su mundo de calidad y sabor. Las cifras de los últimos ejercicios hablan por sí solas con producciones que superan el millón de kilos y van en constante aumento.
I.G.P. Pa de Pagès Català – windroseblog.es
Vendidos exclusivamente en su bolsa de papel numerada con el logo oficial de la marca, llevar a casa cada día un producto de excelencia certificada es asegurarse de que damos lo mejor a nuestras familias además de un compromiso claro por los productos cercanos elaborados por los propios vecinos.
Como principal alimento para acompañar toda clase de platos, vestir la mesa con un pan de Indicación Geográfica Protegida es sinónimo de saber valorar esos detalles que distinguen a un buen anfitrión. La apuesta por la excelencia de cada detalle es un valor seguro con el que empezar a conquistar a nuestros comensales incluso antes de revelar el menú.
Pan tumaca
A fuerza de haber viajado mucho por tantos y tantos rincones de nuestra geografía, hay sabores y tradiciones que son mejor guardarlas en la maleta y traerlas hasta casa.
En las páginas de este blog hacemos muchas referencias a comidas y cenas y no tanto al desayuno. Mea culpa. La primera ingesta del día se merece mucho más que un café bebido con prisas antes de salir por la puerta. Afortunadamente en mi vida, malas costumbres como esa quedaron erradicadas hace mucho.
Un desayuno correcto debe de hacerse en casa, aún con la comodidad del pijama y las pantuflas (en mi opinión). Siempre me ha llamado la atención la fuerte apuesta que hacen los hoteles por el desayuno en contraposición con lo que ocurre en muchos hogares. Por otro lado, salvo en las zonas de vacaciones, las cartas cuidadas y valoradas de restaurantes, solo se limitan al medio día y la cena.
Creo que de todas las ideas expresadas en los últimos dos párrafos se puede extraer una verdad casi universal: un desayuno rico y variado nos gusta a todos pero requiere un tiempo del que no muchos creen disponer. Por mi parte, en la forma que he elegido para medir y realizar mis actos con sus pros y sus contras; me gusta disfrutar de la gastronomía española en toda su riqueza desde primera hora.
Pan tumaca al estilo con que tantas veces he disfrutado por la Costa Brava y el Ampurdán, aprovechando la chimenea para tostar, es una de tantas recetas con las que despierto mi cocina y mi casa. Unas gotas de aceite del país, Salchichón de Vic y tengo mi experiencia catalana 100 % garantizada junto a tantos recuerdos bonitos que guardo de esa tierra.
¡Salud!
Para estar al tanto de novedades, no dejes de leernos.
Si tienes alguna duda o aportación, te leemos en los comentarios.
