Tenerife es punta de lanza hacia los cielos. El Teide reina en las alturas y por sus faldas la D.O. Valle de Güímar cosecha la riqueza de sus vinos.
Un viaje de sorpresas
Empezar un viaje es empezar un amor. Con las dudas, las preguntas, algunas certezas y muchas ganas de vivir, comenzamos de tarde en tarde pasiones, relaciones y viajes.
La experiencia me ha enseñado a hacer la maleta. Mi vida está llena de ellas, pequeñas y grandes. Entre ropas, algunos enseres y el cepillo de dientes, lo más importante que he aprendido es a dejar hueco. Parece casi una broma pero no lo es. Saber preparar un equipaje, ya sea en sentido figurado o tal cual, es saber dejar espacio para las sorpresas, para recoger y traer a casa algo de lo vivido.
Una maleta a medio llenar simboliza un auténtico conocimiento universal. Dios y el hombre, tal y como lo pintara Miguel Ángel, guardan un equilibrio entre sus voluntades. El espacio vacío, libre y disponible es un reflejo de esta metáfora de designios. Por experiencia propia he aprendido que rara vez coincide la humana y la divina. Mi vida me ha enseñado a viajar ligero, a anteponer las emociones a las posesiones. Los recuerdos, cuando van en el alma, son fáciles de llevar y guardar.
Disfrutar del error es parte del conocimiento del sabio. ¡Cuántas veces he encontrado lo mejor de un viaje tras coger un cruce equivocado! Recuerdo una vez, hace muchos años, que de vuelta de visitar el Teide, camino de Santa Cruz, equivoque la carretera y llegué a Güímar. Por aquellos tiempos muy poco sabía de vinos y Denominaciones, así que tanto más fue la sorpresa de encontrar algo que no estaba buscando. ¡Brindo por la oportunidad!
D.O.P. Valle de Güímar
El punto más alto de España está en las Islas Canarias. Tenerife surgió del mar como una punta de lanza hacia los cielos. El volcán del Teide reina en las alturas y por sus faldas derrama en cada valle las riquezas de su reino.
Al sureste se le conoce por el Valle de Güímar. Es tierra de vinos tan antigua como la memoria de los libros pueda recordar. A medio camino de la cumbre, entre la costa y las nieves, forma un triángulo de fuerte pendiente que se eleva hasta los 1.500 metros. La diversidad de suelos en cada nuevo nivel, el abundante Sol, con récords nacionales que rondan las 3.500 horas anuales y el amplio margen de temperaturas medias desde los 20º de las zonas bajas hasta los 10º de las más altas, crean la diversidad propia de su marca y sello.
Vinos muy distintos se producen a pocos metros unos de otros. Con el denominador común de la luz y el húmedo clima, se garantizan la frescura y fructuosidad de los caldos. Con predominio en la producción de las blancas sobre las tintas, el Consejo Regulador autoriza el uso de una rica lista de variedades de cepas:
- Uva blanca: Albillo, Bermejuela o Marmajuelo, Forastera Blanca o Doradilla, Gual, Malvasía, Moscatel de Alejandría, Sabro, Verdello, Vijariego o Diego, Burrablanca, Listán Blanco, Pedro Ximénez y Torrontés.
- Uva tinta: Castellana Negra, Listán Negro o Almuñeco, Malvasía Rosada, Negramoll o Mulata, Tintilla, Bastardo Negro o Baboso Negro, Cabernet Sauvignon, Listán Prieto, Merlot, Moscatel Negro, Pinot Noir, Ruby Cabernet, Syrah, Tempranillo, Vijariego Negro.
Desde 2010, la Denominación de Origen Valle de Güímar cuenta con el reconocimiento europeo y protección de la marca por los Organismos Comunitarios. Su amplio catálogo de vinos se clasifican en blancos, rosados, tintos, vinos de licor, vino espumoso de calidad, vino de aguja, vino de aguja gasificado, mosto de uva y vino de uvas sobremaduradas.
En la actualidad, una docena de bodegas perpetúan la tradición vinícola del valle. Según cifras oficiales, en los últimos años las cosechas han sido catalogadas como «Muy buena», con variación en los kilos que han llegado a rozar el medio millón.
En su conjunto, los vinos de la D. O. Valle de Güímar son armónicos, limpios y brillantes. Un acento mineral en el gusto forma parte de su seña de identidad, propia de los terrenos volcánicos. La zona geográfica de la marca se limita a los términos municipales de Arafo, Candelaria y Güímar, formando con sus terrenos los vértices de su «triángulo».
Un lujo enológico para cualquiera que visite la isla. La buena gastronomía en periodo de vacaciones es casi obligatoria. Desde casa, contemplando el paisaje con los ojos siempre abiertos de la memoria, no es complicado encontrar una de estas botellas por Internet. La experiencia, acertando en el maridaje, está garantizada 100 % gourmet.
De sorpresa en sorpresa
Llegué por primera vez a las Islas Canarias con poco más que lo que cabe en una mochila. Quizás por ser la primera vez que dejara mi tierra para una temporada y por la singularidad del destino, me traje el alma llena de experiencias, imágenes y sabores.
Montar una mesa con un fuerte sabor a estas siete islas, es algo que suelo hacer cada vez que la memoria me llama a deambular por mis recuerdos. De entrada Papas Arrugadas y mi receta de mojo canario, Queso Majorero y un rico postre de Plátano de Canarias con Miel de Tenerife.
Desde que entro en la cocina a prepararlo todo, hasta llegar al postre, mi invitado especial será una botella de espumoso del Valle de Güímar. Si quedan ganas de un último brindis y una copita más, creo aún me queda media botella de Ron Miel con Denominación de Origen de las Islas Canarias.
¡Salud!
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