D.O.P. Ribera del Duero -abés de bodegas Roberik

D.O.P. Ribera del Duero – La decisión por un gran vino

Hoy hablamos del Amor, y Ribera del Duero enamora. ¡Cómo no enamorarse! – abés de bodegas Roberik llena la copa de Baco.

Elegir bien, muy bien.

Soy de esas personas que creen en los detalles. Los detalles son siempre pequeños, sutiles pinceladas, que muchas veces solo las ven los ojos más expertos, aquellos que observan y quieren ver.

Este blog es un cuaderno apasionado, nos encanta lo que hacemos y procuramos transmitirlo en cada línea, en cada imagen. Pero la pasión tiene sus límites, y si tuviera que echar de menos algo en estas páginas, sería el Amor. A veces he sentido la necesidad de escribir sobre tan cálido sentimiento con todas sus chispas y colores vivos, pero mi entendimiento ha reservado estas palabras para otros lugares más personales y propios.

Hace unos días tuve una de esas noches especiales, una cita aquí en casa. Anduve nervioso ya toda la semana, y cuando finalmente llegó el sábado era un atillo de sentimientos agolpados. Mi vida y mi hogar suelen estar en orden todo el año, así que prácticamente sólo tuve que encargarme de la cena.

Una de mis recetas más vistosas son unas empanadillas que preparo con hojaldre, caballa, tomate y especias, así que por ahí iba bien. De postre, flan de huevo al horno hecho desde el día anterior para que ya esté reposado (es uno de los secretos del flan). Y para comenzar, mientras se hacía la masa del hojaldre en el horno, decidí dejar la idea abierta y con varias opciones para preparar sobre la marcha; entre ellas, quesos suaves, ensalada de nueces aderezada con vinagre del condado y patés con mermelada. ¡Buen comienzo! ella se decidió por el queso.

Pero claro, faltaba el vino. Por supuesto, no se trata ni del más caro ni del que tenga la etiqueta más rimbombante. Se trata de vino.

Mi pequeña bodega es modesta en número. Llena no llega a las cincuenta botellas colocadas cada una en su lugar. Descartados de antemano los internacionales, los blancos y los espumosos, me quedaron unos diez para elegir. Algunos los conocía, y otros estaban por probar. Deseaba lo mejor para esa noche, así que mi mano se fue casi por inercia hacía uno que ya probé unos días atrás. Suelo comprar las botellas de dos en dos, y mi suerte hizo que la segunda estuviera ahí, casi mirándome. Por supuesto, una Denominación de Origen, es ya de entrada un gran acierto.

D.O. Ribera del Duero

No se me ocurre mejor formar de presentar una Denominación que invitando a viajar. Yo subo por la Ruta de la Plata hasta Valladolid. Ahí termina el viaje y comienza el camino, hacia el este por las Nacional 122.

Es imposible olvidarlo cuando se ha hecho alguna vez. Viñedos, castillos y bodegas; más viñedos con flores, más castillos con sus dominios, y más bodegas con sus piedras y toneles. Es una de esas rutas para extasiar los sentidos. A cada paso, a cada kilómetro, se renueva la expectación con nombres que saben a tintos. Por entrar, entraría en cada una, cada pórtico, cada casa y cada rincón, es un rincón de vinos milenarios.

Hoy hablamos del Amor, y Ribera del Duero enamora. ¡Cómo no enamorarse! una magia va saltando de terruño en terruño, pasando por cada pueblo y creciendo en cada lagar. Un aroma a uvas, una pasión roja de tinta cepa y una historia servida en cada copa y cada restaurante. Muchos de ellos en las mismas bodegas, a pie de sus bodegueros entre las viñas y las maderas.

Pasando por cada noble casa, a través de Burgos, Soria, Segovia y Valladolid, se escribe y se dibuja la historia de una de las grandes marcas de calidad de España. 118 municipios a través de estas cuatro provincias van contando su historia. Hablan de sus tierras altas e inesperados contrastes, se sus inviernos fríos y sus más de 25.000 hectáreas de viñedos. Juntos, suman las 300 bodegas acogidas a la Denominación de Origen y juntos, visten la ribera de río Duero con su paisaje de vides peinadas para enamorar.

Año tras año, añada tras añada, se repiten las notas, entre muy buenas, y excelentes. 2.500 marcas componen la melodía susurrada al rumor del paso de su río, mezclada con la corriente, en un canto antiguo y mágico, capaz de transformar el agua en vino. Es el encantamiento ebrio de la pasión en el trabajo.

abés de bodegas Roberik - D.O.P. Ribera del Duero - Fotografía de ©Jorge Garrido
abés de bodegas Roberik – D.O.P. Ribera del Duero – Fotografía de ©Jorge Garrido

2.500 hilos tejen una colcha de cálido abrigo y seductor sabor, cada uno con su tono aportando al dibujo su color. 2.500 hojas para encuadernar en un tomo forrado de piel, desde la fina y suave de los vinos jóvenes, hasta las más curtidas y expertas de los grandes reservas. La uva Tempranillo habla con sus mil voces.

Con todo esto, acierto tras acierto, es fácil extraer de lo bueno lo mejor. Una elección.

Bodegas Roberik y su vino: abés

Cerca de Aranda, giro mi camino al noreste. Baños de Valdearados es un pueblo pequeño. Aun cristiano como toda la Corona, celebra su pasado honrando cada año, por finales de agosto, al antiguo dios Baco. La fiesta pagana me atrae con sones y promesas mitológicas.

A las afueras, lejos del desenfreno humano, llego a un pequeño viñedo. Me han hablado de cepas con casi un siglo de historia, de un enclave perfecto y parras retorcidas en mil formas caprichosas. Un lujo de cultivo mimado por manos nuevas y renovadas. Lo conocen como La Horra. Rodeado de pinares, nogales y tomillo dicen que es la expresión máxima del terreno y su fruto.

Marta e Iván me contagiaron de su entusiasmo y preciado tesoro. Una pequeña viña, una pequeña bodega y un gran vino por mostrar cada año. Me quedo con caldos así: de manos jóvenes y cepas viejas. La esencia de la Denominación de Origen Ribera del Duero.

abés de bodegas Roberik - D.O.P. Ribera del Duero - Fotografía de ©Jorge Garrido
abés de bodegas Roberik – D.O.P. Ribera del Duero – Fotografía de ©Jorge Garrido

Por suerte, sé dónde repetir.

Derroche

«Comenzamos por probar el vino – como reza la canción -, y a la noche se le fue la mano

No hay mucho más que añadir. Los pasos medidos y bien dados llevan a seguras metas. Hay algo en el brillo tinto de algunos vinos que hipnotiza y susurra al oído palabras y vocablos que sólo así se deben escuchar: bajito y muy de cerca.

Creo que es una herencia de terreno que ha sabido llegar hasta la copa. Quien conoce el frío sabe hablar del calor y enamorar con sus apasionados contrastes. La fruta nace nueva, cada año mejorada, con la experiencia madura del tronco. Bajo las hojas se esconden los racimos de la verdad del Sol y la Luna. Así peca la uva cuando troca su dulzura en alcohol.

Un brindis para dos en este viaje de hoy apasionado y predilecto.

¡Salud!

Nota: Desde Windroseblog agradecemos a Marta Rojo, de Bodegas Roberik, su colaboración mediante la cesión de información para la realización de este post, y a Jorge Garrido de ©Sierra.photo.blog, las fotografías de este artículo.

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