La Palma, conocida por muchos como la “Isla Bonita”, posee una topografía realmente variada, donde encontramos enormes barrancos, elevados picos, áreas volcánicas y exuberantes bosques.
No es de extrañar que los vinos de La Palma sean peculiares, únicos, fruto de su paisaje diverso, de su historia y de la cultura canaria.
Origen del vino D.O.P. La Palma
Las primeras cepas se plantaron en La Palma en 1505 y fueron los colonos quienes durante todo el siglo XVI trajeron a la isla variedades de uva antiguas y escasas, creando un patrimonio enológico de enorme valor.
A finales del siglo XIX hubo una enorme plaga proveniente de América que arrasó con todo el viñedo europeo, pero que La Palma no sufrió por su condición de isla, lo cual hace que contenga variedades extintas o en peligro de extinción.
Y aunque el vino ha sido muy importante en el desarrollo económico y en la vida de la isla, será a partir de 1994, con la concesión de la Denominación de Origen Protegida, cuando el sector vinícola de la isla sufre una gran transformación.
Transformación que hace recuperar viñas abandonadas, plantar nuevas, promover cepas únicas y dar a conocer el vino fuera de la isla. Por fin, el vino de La Palma se empieza a valorar, exportar y vender a un precio reconocido.
Variedades de uvas
Las cepas están plantadas en terrenos muy irregulares y diferentes, a veces en laderas recónditas, otras en suelo volcánico, con altitudes que oscilan entre los 200 y 1400 metros, todo ello dificulta el mecanizado y hace que los procesos sean muy tradicionales y se produzca uva en pequeñas plantaciones, en su mayoría familiares.
Dentro de todo este marco podemos encontrar las siguientes variedades de uvas:
- Blancas: Gual, Malvasía, Verdello, Albillo, Bastardo blanco, Bermejuela, Bujariego, Burrablanca, Forastera blanca, Listán blanco, Moscatel y Pedro Ximénez.
**La Gual, Malvasía y Verdello son variedades preferentes en su cultivo en la isla.
- Tintas: Negramoll (variedad preferente), Almuñeco (Listán negro), Bastardo negro, Malvasía rosada, Moscatel negro y Tintilla.
Pero, sin duda, entre todas estas variedades especiales, la joya de la corona es la Malvasía dulce, la cepa más antigua de las que se cultivan en La Palma. Son cepas muy longevas, lo que explica la antigüedad de su cultivo, es escasa y se ha convertido en un fruto muy codiciado.
Tipos de vinos de D.O.P. La Palma
D.O.P. La Palma produce vinos blanco, rosados, tintos y dulces en aproximadamente 30 bodegas. Vinos ricos en matices propios de sus variedades, del suelo, el clima y como no, del manejo del cultivo por la mano del hombre.
Blancos secos: Suelen ser vinos jóvenes, con aromas a flores y frutas, ligeros, ideales para maridar con los famosos quesos de la isla, como el Queso de Cabra Palmero. Listán blanco, bujariego y albillo son tres de las uvas más utilizadas en su elaboración.
Tintos y rosados: También suelen ser vinos jóvenes, en su gran mayoría elaborados con la variedad Negramoll y rara vez mezclada con alguna blanca como Listán prieto, Almuñeco, etc. Son vinos equilibrados, frescos y muy versátiles en boca y a la hora de maridarlos con la rica gastronomía canaria.
Vinos de Tea: Vinos con aromas frutales y herbáceos, suelen tener una capa rojo cereza con tonalidades teja. Elaborados con uvas Negramoll y Albillo, y envejecidos en barricas de tea (pino canario) lo que le aporta un aroma peculiar, intenso y un sabor típico de resina.
**Dentro de la Denominación de Origen Vinos La Palma existe la denominación “Vino de Tea” en el etiquetado para vinos envejecidos en estas barricas.
«Naturalmente dulces»
Naturalmente dulces: En esta categoría triunfa la Malvasía, una uva que se suele dejar madurar en la cepa, hecho que refuerza los azúcares y la graduación alcohólica del vino. Su cultivo se da en zonas muy concretas de la isla, Fuencaliente y Villa de Mazo. Son vinos de aroma intenso, nobles y de color ambarino.
** También se elaboran vinos blancos Naturalmente Dulces con uva Sabro e incluso se ha empezado a utilizar la Negramoll para elaborar tintos Naturalmente Dulces.
Los vinos La Palma DOP sorprenden a enólogos y amantes del vino. Todas las peculiaridades de la isla, además de su antigua tradición vinícola han sido traspasadas a la elaboración y sabor de sus caldos, llenos de matices, colores y de auténtico carácter canario.
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