La Meloja Sierra de Aracena es «La mermelada de la miel». Manuel nos cuenta su receta y algunas combinaciones de primer nivel serrano.
Llegando el frío
El otoño ya se está dejando sentir. A medio camino entre lo que fue y lo que está por venir, como cada año, algo empieza a cambiar.
Con cada minuto que vamos acortando los días y cada grado que no volverá hasta el próximo estío, nos despedimos del verano y vamos preparando cuerpo y mente para un nuevo invierno.
Como si un pasado milenario, heredado, me hablase al oído muy bajito, tan bajo que sólo dormido pudiera oírlo, algo va haciendo cambiar también mis gustos. Casi sin darme cuenta, encamino más mis deseos hacia todos los sabores dulces, y comienzo a olvidar mi pasión por cualquier clase de bocado salado. Supongo que debe tener alguna explicación.
En este sueño dulce y placentero, aderezado con una pizca de nostalgia, debería encontrarme la otra tarde cuando un sabor que no había probado desde hace mucho tiempo, llenó mi memoria y mi paladar con esa sensación y apetito que nos vuelve caprichosos y antojadizos, aunque no es para menos.
Fue entre los más frondosos bosques de la Sierra de Aracena la primera vez que probé la meloja, sobre un poco de pan y junto a un vaso de leche bien caliente. Aquella cálida y reconfortante sensación aún permanece grabada. Ese sabor a dulce tradicional, miel y fruta de temporada… ¿quién se puede resistir?
Pues resulta que, como casi todo lo bueno de verdad, la Meloja en la Sierra de Aracena, sigue teniendo su receta tradicional y artesana, que es costumbre y orgullo en toda la comarca.
Meloja Sierra de Aracena
A fuego muy lento, en los meses se septiembre y octubre, se ha elaborado siempre este manjar. Antiguamente se extraían las últimas gotas de miel hirviendo los panales. Tras decantar la cera, esta era la miel que se utilizaba en la preparación. De tradición árabe, esta ambrosía también es conocida como arrope y melaza.
Mi amigo y vecino Manuel, de Miel Sierra de Aracena, me cuenta que tardan más de ocho horas en la cocción de la receta y que solo lleva miel y cidra (cabello de ángel). Me explica que solo así se consigue ese punto caramelizado y textura única. -¡Es la mermelada de la miel!- me exclama en un arrebato de pasión por su trabajo. Y eso se nota en el sabor. Doy fe.
Nos cruzamos a menudo por el pueblo. En las páginas de este blog, ya es la segunda vez que nos encontramos. La primera, fue con su miel, por supuesto. Aquel día hablamos de la de mil flores, aunque sé que también tiene de azahar, encina, brezo, romero y eucalipto; y seguramente algunas más que ahora no recuerdo. Volveremos a quedar para que nos cuente sobre el polen y la jalea real. Tiempo al tiempo.
Oscura y casi misteriosa, parece que se negara a desvelar sus secretos y orígenes. La sierra tiene sus callados y caprichos en más de una cosa.
Con los quesos de María Jesús es una combinación sublime, sibarita y todo un patrimonio gourmet y serrano. ¡He probado un flan de huevo al horno con meloja en vez de caramelo que casi me hizo llorar! y un bizcocho con cobertura de castañas y meloja que no cambiaría por ningún placer del cielo.
Dulces recuerdos
La Sierra de Aracena es recorrida cada año por miles de senderistas de todo el mundo. Volver a casa con la experiencia bien guardada en la memoria y algunos de sus productos estrella, es de esa clase de enseñanzas que se aprenden bien con la experiencia. Le meloja Sierra de Aracena es un dulce suvenir que cabe en cualquier mochila. También es fácil comprarla en la web si se la busca por su nombre.
Volveré a quedar con Manuel para hablar de abejas, panales y campos serranos llenos de vida y sabor. Será en otra ocasión, con nuevos sabores y más palabras para abrir boca.
¡Salud!
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