Dehesas, estepa, humedales y bosque mediterráneo enmarcan la D.O.P. Aceite Monterrubio, certificada por sus olivos de más de 2.500 años.
Mirando adentro
A menudo solemos mirar España desde sus costas, sus principales ciudades y dos o tres lugares más que tuvimos la suerte de conocer en algún que otro viaje. Esto es así, pero como dice el refrán (muy bien traído para la ocasión) «desde los cuernos hasta el rabo, todo es toro».
Un viaje al interior es siempre un viaje de descubrimiento. Sin guías, sin recorridos turísticos, sin tiendas de suvenires y sin archiconocidos tópicos… España no termina donde acaba la última playa ni donde termina el plano de monumentos de una capital, al contrario. España comienza justo ahí.
También ahí comienza el auténtico viaje, el del descubrimiento.
Me encanta viajar en coche. Por muy largo que sea el recorrido siempre tengo la posibilidad de elegir mi camino. El avión (por poner un ejemplo) te lleva de A hasta B casi como en un truco de magia, sin darnos cuenta de que incluso, aunque hubiéramos viajado en la dirección contraria, habríamos pasado por el resto de letras de todo el abecedario sin conocerlas. Y lo que es peor, sin sospechar que tan siquiera pasan bajo nuestro pies.
Hay una sensación preciosa que he tenido la oportunidad de vivir en muchas ocasiones. Voy a tratar de describirla lo mejor que pueda:
Viajar como turista es hacerlo por los cauces, caminos y recorridos hechos por y para el turismo. Se espera nuestro paso, hay carteles en varios idiomas para que nos sintamos cuidados. Hay tiendas con recuerdos, artesanía y productos típicos, hoteles y mil y una ofertas de pasatiempos y ocio.
Pero, ¿qué pasa cuando empezamos a movernos en la dirección contraria a la que apuntan los carteles? La respuesta, que pudiera parecer kafkiana, es la llave para abrir los ojos y comenzar a ver: la metamorfosis. Sí, el turista desaparece y en su lugar nace el viajero, volvemos a recuperar nuestro nombre y nuestro origen. Ya no encontramos más cartas de restaurantes en nuestro idioma, ni guías ni caminos hechos para la gran masa.
«…donde no se le espera.»
El viajero llega donde no se le espera, se le atiende con la misma naturalidad que a cualquier otro vecino, no hay comidas típicas, hay comidas de siempre. No hay monumentos con guías, hay iglesias con siglos de historias, arquitecturas tradicionales y caminos transitados a diario por sus habitantes.
Ser viajero es sentir en primera persona esa sensación de estar en un lugar donde ni tan siquiera te están esperando. Ser viajero es poseer el sentimiento (y retenerlo), de que el mundo al que has llegado ya estaba ahí y lo extraño eres tú mirándolo con tus ojos curiosos y profanos.
Con esta mirada y con esta luz tan especial en la retina, contemplaré hoy la Comarca de La Serena, Siberia y Campiña sur, en este magnífico viaje de interior a través de sus olivares.
D.O.P. Aceite Monterrubio
Entre un paisaje de dehesas, estepa, humedales y bosque mediterráneo, se enmarca una Denominación de Origen con una historia viva, certificada por sus olivos, de más de 2.500 años. Una veintena de pueblos y sus habitantes, al este de la provincia de Badajoz, mantienen su historia, cultura y tradición olivarera tan viva como el primer día, con la marca de Monterrubio de La Serena al frente abanderando a sus vecinos.
La D.O.P. Aceite Monterrubio nació oficialmente en mayo de 2001. El reconocimiento de la Unión Europea y el respaldo de sus instituciones supuso un salto cualificativo a la tradición milenaria en la producción de aceite de oliva en la comarca, una garantía para los consumidores y un orgullo y protección para los productores.
Las variedades de aceitunas cornezuelo y picual, recolectadas a primero de temporada como «aceituna verde», producen unos AOVEs de primera clase, aromáticos, frutados y equilibrado en sus notas. Más de 12.0000 hectáreas de olivar producen cada año alrededor de 28 millones de kilos en fruto recolectado. El sistema de olivar tradicional mediterráneo, con olivos centenarios y baja densidad de plantación, garantiza unos resultados de máxima calidad anteponiendo esta a la cantidad.
Ahora que se acerca el estío y sus altas temperaturas, el placer de probar estos jugos al natural, crudos, en ensaladas y aliños, es el placer de poder acercarnos a través de nuestro paladar y sensaciones hasta estas tierras en las que el verano sigue siendo verano.
Extremadura en mi interior
Es un auténtico placer y orgullo como español poder contar con toda esta gran riqueza dentro de nuestras fronteras. Desde las costa hasta el último páramo, y viceversa, la excelencia está ahí para saborearla y descubrirla, esperando al viajero y dejándose sorprender por tu visita.
El viaje de interior que he soñado hoy, lo voy a terminar en una cena llena con todo el sabor de estas dos provincias que forman el binomio extremeño. Unas hamburguesas de I.G.P. Ternera de Extremadura con su cebolla hecha a fuego muy lento en este AOVE de la D.O.P. Monterrubio, un poco de Torta del Casar para aromatizar y, ahora que estamos en temporada, algunas picotas del Jerte para cerrar la mesa.
¡No lo olvidaba, claro que no! Un tinto D.O.P. Ribera del Guadiana guardo desde hace algún tiempo en mi pequeña bodega. Esperaba una ocasión como la de hoy para brindar con vosotros por la vida y sus viajes.
¡Salud!
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