D.O.P. Aceituna Aloreña de Málaga

D.O.P. Aceituna Aloreña de Málaga – Arte en la tapa española

Exportada a los cinco continentes como producto gourmet, la D.O.P. Aceituna Aloreña de Málaga luce con orgullo su título único en la UE.

Los ojos del recuerdo

Quizás sea uno de los aperitivos más servidos en los bares y restaurantes españoles. Naturales o aliñadas, con o sin hueso, rellenas de anchoa o de pimiento… Desde chicos, todos hemos aprendido a apreciarlas y comerlas.

Tengo la suerte de tener varios olivos justo al lado mismo de la puerta de mi casa, tres a cada lado. Desde el primer año que llegué a vivir a esta casa, he ido renovando la promesa de hacer mi propio aceite y aliñar mis aceitunas. Una cosa por otra y aún no lo he hecho, pero la promesa es firme.

El placer de producir tus propios alimentos ha caído en el olvido en las últimas generaciones. Lo que durante siglos y milenios ha sido normal, ahora entra casi dentro de lo anecdótico o curioso. Las huertas familiares, el corral con gallinas y huevos, y la cerca con varios animales, ya solo está en los libros y algunas casas de pueblo.

Silla de nea, patio y zaguán

Recuerdo de niño que quien tenía algunos olivos apañaba cada año la cosecha y la almazara le pagaba en especias, con el aceite para todo el año. Esos sacos llenos de verdes y negras eran el orgullo de padres e hijos. En un cubo, aparte, iban quedando las mejores, las elegidas. Tras el «apaño», ya de vuelta a casa, sentado en una silla en el patio o en el zaguán, comenzaba la tranquila tarea del rajado con la tabla y las cuchillas.

Cada una empujando a la anterior, el paso por los agujeros en la madera dejaba al descubierto las verdes carnes del interior de cada aceituna, listas para empaparse durante días del aliño con ajos, especias y vinagres. No tengo que hacer un gran esfuerzo para volver a ver con los ojos del recuerdo a mi abuelo sentado con la tabla entre las rodillas.

Después, durante todo el año, al poner la mesa para el almuerzo, nunca faltaban en su sitio. Me pregunto cuántos años tendría aquel pequeño cuenco de barro en el que siempre estaban las aliñadas. De seguro mucho más que yo.

¡Quizás no todo esté perdido! Por primera vez en muchos años, los huertos urbanos proliferan casi más que los coches. Los habitantes de urbes y ciudades, aunque sea a través del móvil o la tablet, volvemos a tener el ojo puesto en el campo. Lo ecológico no es una moda, es lo único.


Verdes o negras, grandes o pequeñas, la aceituna de mesa está tan arraigada a nuestra gastronomía, que es fácil no darse cuenta que para el resto del mundo no es más que rareza propia de la cultura y casi del folclore español.

D.O.P. Aceituna Aloreña de Málaga

Exportada a los cinco continentes como producto «delicatessen» o «gourmet» hay algunas variedades que son mucho más especiales que otras, incluso llegando a lucir con orgullo la primera Denominación de Origen Protegida (D.O.P.) para este producto que se concede en la Unión Europea.

La D.O.P. Aceituna Aloreña de Málaga es desde abril de 2009 la primera en alcanzar cotas de calidad, reconocimiento y tradición certificada como para ostentar el sello de distinción única y delimitada.

Solo las producidas por los olivos de la variedad aloreña en los 19 municipios del interior de la provincia de Málaga, entre la Sierra las Nieves y el Valle del Guadalhorce, reconocidos por el Consejo Regulador, son las elegidas. Sanas, con un tamaño y maduración óptimas, quedan amparadas bajo la marca y entran a formar parte de la tradición. En total unas 17.800 hectáreas de olivar conforman la delimitación geográfica de la D.O.

Endulzadas en salmuera y aliñadas con tomillo, hinojo, ajo y pimiento, podemos distinguir entre tres variedades según su grado de curación: desde los 3 días mínimos de la Verde Fresca, hasta los 90 de la Curada, pasando por los 20 días de la Tradicional.

Aceituna de mesa con Denominación de Origen

España, con alrededor de 8 millones de toneladas de esta y otras variedades, es la primera productora mundial, seguida de lejos por otros países del ámbito geográfico del Mediterráneo.

Como entrantes, en ensaladas, tapas o cocinadas en nuestras pizzas y platos preferidos, resulta siempre una gran aliada para dar ese toque natural y realzar la presentación de carnes, pastas o cualquier otra receta a la que queramos dar ese punto tan verde y tan sano.

Pero no debemos de olvidar que estamos en el país de la tapa y de que estas, nuestras aceitunas, son únicas. Una cerveza bien fría basta para acompañar y disfrutar unas Aloreñas de Málaga Verde fresca. Para las Tradicionales y Curadas apostaría, sin lugar a dudas, por los increíbles vinos de Málaga: blancos, verdejos y dulces. Cualquier combinación elegida es un acierto para disfrutar con orgullo y sencillez de uno de nuestro sabores más auténticos: la aceituna de mesa con D.O.P. Aloreña de Málaga.

Aceituna de mesa con queso y vino
Aceituna de mesa con queso y vino

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