En el corazón del mapa asturiano, late fuerte la D.O.P. Afuega´l Pitu, con sus pequeños quesos de grandes sabores y grandes historias.
Mirando al norte
A fecha de esta publicación, hace ya algo más de un año que no he vuelto a pisar suelo asturiano. ¡Cómo se echa de menos! Para los que vivimos tan al sur, fijar la mirada tan «arriba» es imaginar una postal de prados verdes y cielo azul. Montañas, cumbres rocosas y nevadas y tierras frescas donde descansar. Tanta agua fluyendo con más prisa que quietud y, de pronto, casi sin esperarlo, el mar.
Aunque han sido muchas la veces que he estado por allí, tengo cierta facilidad para olvidar los nombres de los pueblos. No es así con las imágenes. Mis recuerdos son visuales, sensoriales quizás sea el término justo. Recuerdo el olor de los pastos al parar en el ensanche de una carretera. Recuerdo un comedor forrado de madera donde me ofrecieron la mejor fabada que he probado en mi vida. Y recuerdo el sabor de la sidra casera comprada al paso nada más leer el cartel.
Si no me falla la memoria, es Asturias el único lugar de España donde no persigo un buen vino para acompañar la comida. Por supuesto son de Asturias los caldos D.O.P. Cangas para maridar el Chosco de Tineo o la Ternera Asturiana para quien así lo prefiera. Yo, casi con toda seguridad, disfrutaré de la exclusiva experiencia del escanciador, su arte y su zumo de manzana fermentado. ¿Dónde si no?
Hay quien elige postales, imanes, llaveros y otros souvenirs de recuerdo. Mis gustos no van por ahí. El maletero de mi coche, bajo los asientos o las guanteras, terminan llenos de fabes, de esos paquetes con todos los ingredientes para prepararlas nada más llegar a casa. También de botellas verdes cerradas a mano con etiquetas artesanales y, por supuesto, de quesos. Muchos quesos comprados en las mismas queserías, coleccionados como tesoros y llevados como tesoros. ¡Mi tesssoooro! 😉
D.O.P. Afuega´l Pitu
Los quesos pequeños tienen un encanto especial. Te lo llevas todo. Como si de una sinfonía se tratase, al llegar a casa tienes la partitura completa, no sólo la parte más conocida. Las mejores obras se disfrutan de principio a fin.
En el corazón del mapa asturiano, latiendo fuerte para llegar muy lejos, trece pueblos enhebrados por el cauce de los ríos Narcea, Nalón y Caudal, forman bajo la Sierra del Aramo el marco natural de la Denominación de Origen Protegida Afuega´l Pitu.
Morcín, Riosa, Santo Adriano, Grado, Salas, Pravia, Tineo, Belmonte, Cudillero, Candamo, Las Regueras, Muros del Nalón y Soto del Barco, son los nombres de estas tierras encargadas de mantener viva la tradición de un sabor con nombre propio y reconocimiento europeo desde 2008.
Por estos prados siempre verdes, pacen las vacas de raza Frisona y Asturiana de los Valles, entregando cada día la leche que comenzará el trabajo en las queserías. Cuatro variedades, como cuatro hermanos gemelos dos a dos, comparten el origen y en sus distintos caminos se marcan las cuatro personalidades con que disfrutar de esta especialidad. Pequeños, de entre 200 a 600 gramos, es fácil distinguirlos y llamarlos a cada uno por su nombre.
- Atroncau Blancu: Con la forma típica troncocónica de su molde y su color blanquecino amarilleado por la vejez, está hecho de pasta sin amasar y su sabor ligeramente ácido es cremoso y seco. 100 % natural.
- Atroncau Roxu: Será el pimentón en que coloree el carácter de éste. Anaranjado, de sabor más fuerte y picante.
En este punto hay que desenmascarar el significado de «Afuega´l Pitu» que traducido desde el asturiano al castellano sería algo así como «ahoga la garganta». Nombre arraigado por la dificultad que puedan presentar los más maduros al tragar, sin que realmente suponga un hecho real, ya que su sabor es relativamente suave y comerlos es un deleite de placer.
La otra pareja de hermanos que toca presentar, tiene la peculiaridad de que su pasta ha sido amasada en una redecilla de gasa, que a modo de molde imprime su forma de bolsa o calabacín, marcada por los pliegues de atado o nudo superior.
- Trapu Blancu: Forma redondeada de «calabacín», pasta amasada y color blanquecino.
- Trapu Roxu: De nuevo el pimentón es el responsable de su color anaranjado y su sabor marcado por esta especia.
Paseando por la Denominación
¡La producción ya casi roza las 400.000 piezas anuales! Con un panorama en constante aumento de ventas y demanda, 8 son las queserías que en la actualidad dan forma y sabor a este tesoro asturiano. Algunas de ellas ofrecen visitas guiadas a sus instalaciones mostrando los procesos «in situ» del arte del maestro quesero. Además, catas y maridajes suelen estar disponibles para aprender sus secretos gastronómicos de la mano de profesionales.
Aunque sé que son muchos los buenos vinos que casarían a la perfección, yo lo tengo claro: es momento y lugar para las sidras.
¡No puedo esperar hasta el próximo viaje! seguro que por internet podré comprarlo y en pocas horas lo tendré en casa. Será como un pequeño trozo de Asturias directamente entregado en mi puerta. Los aires frescos, las vacas y los pastos, la tradición, la lengua y las personas. ¡Qué poco cuesta disfrutar de lo bueno! un poco de miel, algo de frutos rojos del bosque o piñones, mi sidra por supuesto… y a pasear por Asturias con los ojos cerrados.
¡Salud!
Nota: Desde Windroseblog agradecemos a Jorge Doménech Sabater, de D.O.P. Afuega´l Pitu, su colaboración mediante la cesión de información e imágenes para la realización de este Post; y a Jorge Luis Garrido de Ver Para Comer, la fotografía de portada.
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