Brandy de Jerez – El sabor del tiempo

Introducción

En la vida hay momentos para todo. Llegados a cierta edad empezamos a comprender que detrás de un día viene otro, y que el tiempo es un extraño barco que aunque pueda parecer quieto en el horizonte, nunca ha dejado de cruzar el océano de nuestras vidas.

Llegados a este punto, comprendemos que si sembramos una semilla, en unas semanas veremos brotar la planta y con el paso de algunos meses tendremos una maceta preciosa adornando nuestro jardín.

Esto siempre ha sido así, pero no es hasta este punto cuando asumimos con calma este compás de espera, incluso disfrutando de la dulce dilación, sabiendo que aportará un valor añadido como recompensa al trabajo y la paciencia.

Solo llegados a este punto, se nos abre un horizonte de miras totalmente nuevo, en el que somos capaces de comprender y valorar el tiempo que el artesano ha dedicado a tallar su obra en la madera o el pinto a su lienzo, y aún más, las grietas que el tiempo ha surcado ya no parecen defectos sino más bien toques maestros que abren una nueva dimensión dotando de la profundidad de la vida a la materia.


I.G.P. Brandy de Jerez

Justo a partir de este de punto, de este momento, somos capaces de entender todo lo que un brandy es capaz de llevar en su cuerpo, como una simple copa puede hablar de ese tipo de sabiduría que solo se logra con los años y el marcado paso de la vida.

Bodega en Jerez

Presentar la I.G.P. Brandy de Jerez no es tarea fácil, quizás debería de empezar hablando de bodegas de renombre mundial, de crianzas y soleras, de tres nombres, Jerez de la Frontera, El puerto de Santa María y Sanlúcar de Barrameda que encierran una sabiduría centenaria que reposa madurando año tras año en sus bodegas cargadas de historias y nobleza.

Tras la destilación de vinos nobles, el aguardiente que gota a gota sale de los alambiques, se recoge en botas (toneles) de roble americano y se envejece con el tradicional y característico sistema de criaderas y soleras, propio de la Denominación de Origen en la cual.

Asentada las botas unas sobre otras, el destilado va pasando desde la bota más alta llamada criadera hasta alcanzar la más baja, directamente sobre el suelo, que se denomina solera.

Envejecimiento por Criaderas

Solera, Solera Reserva y Solera Gran Reserva

Los caldos más jóvenes y frutados alcanzan la denominación Brandy de Jerez Solera tras un año en su recorrido por las criaderas. El Brandy de Jerez Solera Reserva lo hace durante tres años y el Solera Gran Reserva a lo largo de Diez.

Algunas ediciones especiales llegan a permanecer incluso siglos dentro de sus toneles esperando hasta alcanzar cotas de sabor inigualables.

Tomar una copa de Brandy es el inconmensurable placer de dedicarle tiempo al tiempo, hacer un alto en el recorrido del día y parar el reloj, beber la historia a pequeños sorbos requiere de toda nuestra atención enfocada en el momento. Es el sabor del tiempo.

Más información en www.brandydejerez.es

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