La I.G.P. Ajo Morado de Las Pedroñeras se presenta a sí misma con el color morado de los dientes y la blanca capa que envuelve a las cabezas. Intenso y picante, su sabor es inconfundible.
Ajo, ajillo, ajolí.
Según vamos creciendo y madurando, nuestros sentidos lo hacen también. Es curioso cómo de joven nos cuesta enfrentarnos a ciertos sabores e ingredientes que, después, cuando hemos crecido, se vuelven indispensables. Pasa con ciertas comidas, en mayor número con las de cuchara, verduras, y pasa con el ajo.
No sé en qué punto de nuestras vida ocurre, en qué edad, pero suele ser así. Quizás por una deficiente educación gastronómica, quizás por una hipersensibilidad del gusto, a decir verdad no lo podría asegurar. Pero llega un día en que todo cambia.
De apartarlo en las patatas fritas, pasamos a buscarlo y de darle para un lado en el guiso, a concederle el premio de la primera cucharada. En mi caso y en el de muchos fue así. El sano placer de la tostada con ajo, o el capricho de preparar un huevo de alioli para la cena, son desde hace tiempo de mis más arraigadas costumbres.
La facilidad para realzar, avivar y despertar algunos platos es asombrosa. Pasar de nada a todo en algunas recetas es solo cuestión de un par de dientes. Toca hoy recrearnos y disfrutar de toda la potencia del sabor del ajo. Pero como pasa a menudo, no todo suele ser lo que parece. La calidad auténtica y diferenciada tiene también, por supuesto, en el mundo de los ajos, un nombre propio para diferenciarla.
I.G.P. Ajo Morado de Las Pedroñeras
Me gusta conducir. Recuerdo la primera vez que dándome el capricho de viajar por la nacional, sin usar la autovía, en un viaje entre Madrid y Alicante, crucé Las Predroñeras.
Al suroeste de la provincia de Cuenca, la Carretera Nacional 301 cruza este pueblo de unos 6500 habitantes. A poco que observemos, se ve que estas tierras viven por y para sus ajos. Carteles, ventas y restaurantes anuncian que es de aquí, donde la Indicación Geográfica Protegida Ajo de Las Pedroñeras toma orgullosa su nombre.
Y no es para menos. En 2007 quedaba publicado en el Diario Oficial de la Unión Europea el prestigiosos sello que reconoce, pone en valor y defiende la singularidad de este ajo entre tantos muchos otros. Desde entonces y hasta hoy unas 8000 familias viven directamente de su producción repartida por casi la totalidad de la comunidad castellano-manchega en más de 200 municipios.
En palabras de Eva García Ortíz, del Consejo Regulador Ajo Morado de Las Pedroñeras, en el último ejercicio se produjeron unas 2500 toneladas de ajos certificados, con destino no solo al mercado nacional sino a países tan lejanos como Japón y Estados Unidos entre otros.
Morado y blanco
Distinguir la calidad es fácil. El Ajo Morado de Las Pedroñeras se presenta a sí mismo con rasgos claros e inconfundibles. El color morado intenso de los dientes queda perfectamente señalado tras descubrir la blanca capa que envuelve a las cabezas. Así es, blanco por fuera y morado (violeta) por dentro. Además, su alto contenido en alicina hace que su sabor sea mucho más intenso al de otros, por lo que un solo diente de Ajo Morado de Las Pedroñeras cunde como varios de otras variedades.
Por supuesto, como suele ser normal en productos de calidad, el autentico Ajo Morado solo se comercializa con el sello de la I.G.P. y el distintivo europeo impresos en etiqueta numerada y única. El placer de llevar hasta nuestra mesa y cocina lo mejor se garantiza con estas normas de principio a fin.
Viaje de sabores
La llegada del verano, en los últimos días de de junio, coincide con la recolección del Ajo Morado que se extiende casi hasta agosto. En estas fechas de vacaciones y viajes, a medio camino entre mil sitios, la «Capital del Ajo» está ahí para sorprender al visitante con uno de los sabores más intensos de nuestra gastronomía. Cargar el alma de recuerdos y la maleta con algunos ajos es tan fácil como parar y hacer una pausa en Las Predroñeras.
Por supuesto, para los que nos pilla un poco más lejos, tenemos en internet la oportunidad de comprar y traer hasta nuestra casa el intenso sabor de una comarca y la dedicación y esfuerzo de miles de personas que viven por y para sus Ajos Morados.
Hoy mi viaje culinario de la cena será por Castilla-La Mancha: lo primero, un huevo de alioli con Ajo Morado de Las Predroñeras, Berenjenas de Almagro asadas, vino rosado de Uclés y el mejor Queso Manchego de postre.
¡Salud!
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