Historia de los vinos de la Denominación de Origen Calificada (D.O.Ca) Priorat, su terruño Llicorelle y sus gustos minerales.
Empezar un sueño es tarea de valientes, visionarios y atrevidos.
De la forma más noble y humilde en que puedan entenderse mis palabras, afrontar el reto de alcanzar una meta propuesta no es más que ese mágico impulso que a través de los siglos ha llevado a hombres y mujeres a trabajar logrando hacer realidad sus anhelos y deseos.
Luchar contra ideales rancios y arcaicos, heredados e impuestos, hasta conseguir desterrarlos de nuestro mundo, ha sido en la mayoría de los casos el primer paso y el más decisivo en el camino hacia el éxito.
Los recursos aparecen cuando los ojos que los buscan saber mirar, cuando entrenados hacia un fin, se sitúan en la perspectiva correcta y consiguen distinguir el grano entre la paja.
«de la nada surgen empresas, proyectos o ideas»
Me encanta escuchar y leer las historias de personas que han sabido ver más allá y lograr hazañas que se suponían locuras o imposibles. A menudo se repiten los mismos patrones en la forma de actuar, como de la nada surgieron empresas, proyectos o ideas que en muchos casos despertaban a su alrededor perplejidad y desconfianza.
Hay que ser muy valiente para acometer esas tareas difíciles por las que casi nadie apuesta y que solo en la mente de un visionario son realidades tangibles y exitosas.
Atreverse a empezar y dar el primer paso es en la mayoría de los casos ese muro invisible (pero tan real como así lo sean nuestros miedos) que nos separan de la vida que imaginamos.
Denominación de Origen Calificada Priorat
Hace unos días, viajando por tierras de Tarragona descubrí la historia de los vinos de la Denominación de Origen Calificada (D.O.Ca) Priorat, una de esas historias al hilo de los párrafos anteriores que despiertan toda mi admiración y reconocimiento.
“60 años de DO y 1000 de tradición” es el lema bajo en cual, en el 2014 se celebró el 60º aniversario de la marca, el cual refleja más que bien la trayectoria de unos caldos reconocidos en el mundo entero.
Pero la realidad de la comarca no ha sido siempre así, a principios del siglo pasado la región sufrió una fuerte despoblación y gran parte de los campos quedaron abandonados.
No sería hasta el último tercio del siglo cuando de la mano de unos pocos visionarios que llegaron al lugar, volverían de nuevo a cuidarse y a mimar hasta el último de los detalles para intentar reflotar unos viñedos escasos en producción pero no obstante de una calidad superior.
«Terruño llicorelle y gustos minerales»
El secreto que ha llevado a alcanzar a algunas de sus botellas los 500€ de media es un cúmulo de factores naturales y humanos que se han sabido conjugar a la perfección.
Por un lado, la dificultad de tener que organizar las plantaciones en terrazas debido a una orografía montañosa y escarpada, se ve recompensada con un terruño pizarroso llamado Llicorelle que aporta al vino frescura y “gustos minerales”.
Por otro lado la acertada elección de las cepas, cariñena y garnacha principalmente para los tintos y garnacha blanca, macabeo y Pedro Ximénez en los blancos, que han sabido adaptarse al clima de la zona generando añadas de gran calidad temporada tras temporada.
El conjunto formado por las bodegas, las viñas y el entorno natural, es uno de los más interesantes a la hora de poder elegir un destino para nuestra próxima escapada. El turismo enológico o del vino es uno de los más demandados en los últimos años.
El Parque Natural de la Serra de Montsant es el telón de fondo sobre el que se asientan los viñedos. Senderos, miradores y una orografía sobrecogedora, forman un marco de interior perfecto para descubrir paso a paso el sabor de los vinos y el sabor de la comarca.
Un pollo o capón del Prat cocinado con patatas de Prades segur que sabrán mucho mejor acompañado por estos caldos cercanos.
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